Mensaje a la Cumbre del G20 en Londres de la Comisión de la Internacional Socialista sobre Cuestiones Financieras Globales

Nueva York, 31 de marzo de 2009

La crisis global de hoy ha dejado al descubierto las enormes deficiencias y falsedades sobre las cuales está basado nuestro sistema financiero.

El alcance de la falla del sistema es tal que no podemos continuar viviendo en un mundo donde la brecha de la desigualdad continúa ensanchándose, nuestro medio ambiente se deteriora de manera dramática y donde el mundo financiero es dirigido por prácticas especulativas y desenfrenadas. Todo lo cual lleva a burbujas no sostenibles y al espectro de una creciente pobreza, al debilitamiento de la protección social y al aumento del desempleo, como también a una permanente inseguridad para la inmensa mayoría de las personas alrededor del mundo.

La creciente desigualdad en nuestras sociedades es al mismo tiempo un fracaso moral, económico y político, dando como resultado una baja total de la demanda, un alto endeudamiento para millones, y un desesperado sentido de impotencia para nuestros ciudadanos – lo que indica la captura de nuestros procesos democráticos por parte de poderosos intereses especiales.

De esta crisis debe surgir un nuevo conjunto de reglas para gobernar nuestro mundo; nuestros ciudadanos no deben estar al servicio del mercado. Debemos garantizar que los mercados respondan a las necesidades de nuestra gente.

No podemos permitir que las ganancias sean privatizadas mientras las pérdidas son socializadas. El mayor impacto de esta crisis no debe recaer sobre sus víctimas inocentes alrededor del mundo.

Mientras inmensas sumas del dinero público son invertidas para salvar los bancos, los mercados emergentes se contraen, el desempleo aumenta y los países en desarrollo son desprovistos de crédito y de fondos de desarrollo, debemos actuar decididamente para asegurar que la recuperación global favorezca a los pobres y a los más vulnerables. Debemos asegurar que los mercados de capital creen trabajos, logren cohesión social y una economía verde sostenible.

El logro de estas prioridades requiere de una reforma democrática y de la creación de nuevas instituciones de gobernanza a escala global, regional y local.

Hacemos un llamamiento al G20 a enfocarse en dar liquidez a la economía real, apoyando nuevas préstamos (de ser necesario, mediante préstamos del sector público que eviten las actuales obstrucciones del sector financiero) y ofreciendo apoyo a la renegociación de préstamos existentes.

Hacemos también un llamamiento a políticas públicas en todo el mundo para la creación de empleo, mantención de empleos, y la provisión de ingresos decentes para todos los que buscan trabajo.

Insistimos para que se realicen nuevas inversiones masivas en actividades de ahorro de energía de alto rendimiento, como también en educación y en otras medidas para expandir el capital humano.

Ponemos énfasis en la necesidad de aumentar la demanda total global, asegurando que los países en desarrollo no sean dejados de lado.

Subrayamos el imperativo de expandir el seguro social a nivel mundial, y reforzarlo contra futuras caídas. Necesitamos garantizar que la cohesión social sea nuestra prioridad tanto a través y más allá de esta crisis.

Demandamos que los líderes globales actúen ahora para reestructurar, volver a regular, y reformar el sistema financiero global, estableciendo nuevos estándares para gobernar las actividades financieras por función, estableciendo nuevos estándares obligatorios de transparencia y puntualidad, desconectando las recompensas gerenciales de los desempeños a corto plazo, pero conectándolas a los beneficios aplicables a depositarios de largo plazo, como también aprobar una nueva Organización Financiera Mundial que fije estándares globales, globalice su cumplimiento y cierre los paraísos fiscales.

El desafío del siglo XXI es alinear el sistema económico global con los valores y principios de una sociedad democrática y justa. No buscamos reformular las viejas instituciones, sino crear un nuevo sistema que garantice una prosperidad compartida y el bienestar para todos.

El marco del G20 para abordar la actual crisis financiera es un paso adelante en la búsqueda de respuestas globales coordinadas por parte de la comunidad internacional. Todos ahora debemos tratar de atraer también a otras naciones dentro de un contexto más amplio, con un espíritu de inclusión, en pos de las soluciones comunes que todos buscamos.