La Internacional Socialista hace un llamamiento a la comunidad internacional a redoblar sus esfuerzos para ayudar a Níger y a Africa Occidental a superar la crisis alimentaria

26 julio 2005

La Internacional Socialista hace un llamamiento a la comunidad internacional a redoblar sus esfuerzos para ayudar a Níger a superar la dramática escasez de alimentos que enfrenta como resultado de la falta de lluvias y la plaga de langostas que lo ha afectado, y a detener la catástrofe que se extiende a otros países de Africa Occidental.

La Internacional Socialista expresa su solidaridad y pleno apoyo a su partido miembro en Níger, el Partido Nigeriano para la Democracia y el Socialismo, PNDS, y a su líder, ex Primer Ministro Mahamadou Issoufou. La Internacional se ha sumado a los repetidos llamamientos hechos por el PNDS al gobierno para que responda a la realidad de la crisis que sufre el país y asegure que se reciba la asistencia alimentaria que se requiere de acuerdo con la magnitud del desastre.

Con los cálculos del Programa Mundial de Alimentos de las Naciones Unidas, de 3,6 millones de personas altamente vulnerables en Níger debido a la falta de cosechas -incluyendo 1,2 millones de personas amenazadas por la hambruna y 150.000 niños que sufren una desnutrición aguda- junto a la crisis alimentaria que pone en peligro la vida también en otros países de Africa Occidental como Malí, Burkina Faso y Mauritania, es imprescindible una mayor asistencia internacional pronta y suficiente para detener la hambruna y dar al mismo tiempo a la población las fuerzas necesarias para trabajar en los cultivos para la próxima cosecha, rompiendo así el ciclo de escasez de alimentos.

La Internacional, junto con saludar la decisión de las naciones del G8 de cancelar la deuda del país, hace notar que Níger requiere también de asistencia para mejorar y modernizar sus métodos agrícolas, ya que cerca del 82 por ciento de la población depende de la agricultura y la ganadería, en un país en que solamente el 15 por ciento de la tierra es apta para el cultivo arable. Aún más, la comunidad internacional debe aprender las lecciones de esta catástrofe adoptando en el futuro mejores mecanismos de ayuda a países en cuanto aparezcan las primeras advertencias, para evitar la repetición de severas crisis como ésta.