Llamado urgente a apoyar al pueblo de Myanmar

1 noviembre 2021

La situación en Myanmar sigue siendo motivo de grave preocupación para la Internacional Socialista y sus miembros, y requiere una atención urgente de la comunidad internacional. Millones de personas en el país necesitan asistencia y protección que les salve la vida, ya que enfrentan conflicto y opresión, inseguridad alimentaria y los efectos devastadores de los desastres naturales y Covid-19. Esta situación ha empeorado dramáticamente desde la toma del poder por los militares en febrero y la posterior represión de manifestantes, de figuras de la oposición y de grupos de las minorías étnicas.

Hay pruebas contundentes de crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra cometidos por el régimen militar en Myanmar. Esto ha quedado en evidencia una vez más en los recientes asaltos militares en el Estado de Chin en el noroeste del país, donde la población mayoritariamente cristiana sufre una persecución sostenida.

Los ataques contra cristianos en el noroeste de Myanmar son sorprendentemente similares a la limpieza étnica perpetrada por los militares birmanos contra la población musulmana Rohingya en el Estado de Rakhine en 2017, y una vez más está causando muertes, destrucción de propiedades y de medios de subsistencia, así como desplazamiento interno. Estas acciones agresivas y tiránicas se están intensificando y tienen el potencial de llevar a una guerra civil. Se requiere una mayor acción internacional para proteger la población civil de la violencia, y entregar ayuda humanitaria. Esto debe ir acompañado de esfuerzos para asegurar que se devuelva el poder al gobierno democráticamente elegido de Myanmar.

Reconocemos la medida sin precedentes adoptada por la Asociación de Naciones del Sudeste (ASEAN) para bloquear la participación de los líderes militares ilegítimos en su reciente cumbre regional. Como señaló anteriormente la IS, el pueblo de Myanmar necesita la ayuda de la comunidad internacional para presionar a los militares para que pongan fin a la violencia y respeten la voluntad del electorado.

Desde el golpe, los militares han encarcelado a más de siete mil personas, incluyendo a niños. A pesar de las recientes promesas de una nueva liberación de presos políticos, hasta la fecha esto ha tenido un alcance extremadamente limitado con una falta total de claridad sobre quiénes serán liberados y bajo qué términos. Los detenidos siguen enfrentando condiciones inhumanas, tortura y la negación de sus derechos legales fundamentales. Entre los presos políticos se encuentran el presidente electo de Myanmar, Win Myint, y la consejera de Estado, Aung San Suu Kyi, quienes actualmente están siendo juzgados a puerta cerrada.

Nadie en Myanmar debería estar por encima de la ley, mucho menos los responsables de las atrocidades y abusos de los derechos humanos cometidos a través del país que han alcanzado un nivel inconmensurable en términos de lesiones físicas y pérdidas de vidas humanas, trauma emocional y psicológico. Los líderes de la junta militar que han ordenado y autorizado estas acciones deben responder por sus actos junto con aquéllos responsables de llevar a cabo estos crímenes contra la humanidad.

La Internacional Socialista reitera su plena solidaridad con el pueblo de Myanmar, que ha sido víctima de tantas atrocidades, y su profundo pesar ante el intenso sufrimiento humanitario causado y exacerbado por las fuerzas militares birmanas.