Myanmar - se necesita una acción urgente de la comunidad internacional

1 abril 2021

La continua y brutal represión de manifestantes desarmados y pacíficos por el ejército de Myanmar es una terrible atrocidad a la que debe ponerse fin. La Internacional Socialista se siente consternada ante el sistemático ataque a civiles por parte de las fuerzas de seguridad que asesinan a los manifestantes en las calles y en sus hogares, usando los asaltos, la tortura y las detenciones masivas bajo condiciones inhumanas para tratar de reprimir el levantamiento. La valentía inquebrantable demostrada por todos los que protestan en Myanmar a pesar del gran daño a la vida, es fuente de gran preocupación e inspiración para los demócratas en todo el mundo y la IS reitera su plena solidaridad con aquéllos que arriesgan todo para luchar por un gobierno civil, por la democracia y por los derechos humanos en Myanmar.

El número de muertes desde el golpe ha excedido trágicamente las quinientas víctimas en días recientes y sigue aumentando, incluyendo a cien personas en un día el sábado 26 de marzo. Entre ellos se encuentra un número de niños y adolecentes cuyas vidas han sido terriblemente cortadas, y muchos más que han perdido a sus padres, amigos, parientes y mentores y han estado expuestos a situaciones angustiosas y traumáticas que les dejarán profundas heridas emocionales y psicológicas. El deliberado asesinato de hombres, mujeres y niños con munición viva dirigida a la cabeza y al torso, es una burla a los derechos humanos y un severo acto criminal. Durante mucho tiempo el ejército de Myanmar ha podido actuar con impunidad. Esto continuará así, a menos que tanto los que ejecutan estos actos criminales y los que los ordenan a usar una fuerza mortífera contra los manifestantes, sean obligados a responder por sus actos, como también aquéllos responsables de antiguos crímenes, incluyendo las atrocidades cometidas contra el pueblo Rohingya y otras minorías.

La comunidad internacional ha reaccionado de forma abrumadora con conmoción, horror e indignación ante estas masacres que están teniendo lugar en Myanmar, pero la extensa condena y las sanciones no han sido suficientes para poner fin al derramamiento de sangre. El estado de Myanmar, actualmente bajo el ilegítimo control de la junta militar, no está fallando simplemente en su responsabilidad de proteger a su pueblo contra las atrocidades sino que es directamente responsable de estas atrocidades y como tal cabe a la comunidad actuar de acuerdo con la Carta de NacionesUnidas para proteger a la población civil, con la cooperación de los interlocutores regionales tales como la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN). Los vecinos de Myanmar deben estar preparados a dar asistencia humanitaria a aquéllos que huyen del terror en su país, ofreciéndo santuario a los que buscan asilo debido a la violencia indiscriminada contra los civiles.

A pesar de que la preocupación más apremiante es el fin inmediato de la violencia y la pérdida de vidas en Myanmar, como ha sido urgido por la IS previamente, es también imperativo para el futuro del país que los resultados de las elecciones democráticas de noviembre 2020 sean respetados y que el gobierno elegido por el pueblo sea restablecido. Los trágicos sucesos de los últimos dos meses son un nuevo recordatorio de la urgente necesidad de una reforma en Myanmar para restringir el poder de los militares que una vez más han mostrado su voluntad de usar la fuerza para revertir y volcar rápidamente el constante progreso hacia la democracia logrado en años recientes. Sigue siendo evidente que se necesita una transformación más profunda para librarse de la garra que aún mantienen sobre el país los mandos del ejército, para asegurar la rendición de cuentas y garantizar los derechos de la oposición política, pasos que son un requisito previo para que Myanmar realice su tan esperada transición a una plena democracia, con iguales derechos para todos sus ciudadanos, independientemente de credo religioso o grupo étnico.