En un mundo globalizado que evoluciona rápidamente, los ciudadanos experimentan cada vez más las consecuencias de problemas que trascienden fronteras. La crisis climática se está volviendo más visible en nuestra vida cotidiana, y la reciente pandemia de COVID-19 paralizó al mundo durante más de tres años. Estos desafíos no solo afectan al medio ambiente y a nuestro bienestar, sino que también tienen importantes consecuencias económicas y sociales, aumentando la pobreza y empeorando la vida no solo de los más vulnerables, sino también de la clase media.
Al mismo tiempo, la extrema derecha y los regímenes autoritarios se alimentan de los miedos de la gente, haciéndoles sentir impotentes para cambiar su destino. Para aumentar su influencia, estos regímenes utilizan la desinformación, la información errónea, la propaganda digital y los bots.
Para combatir esto, debemos vincular lo global con lo nacional y reflejarlo en nuestros programas y políticas locales. Debemos adaptar nuestros programas y vocabulario al mundo del mañana, y debemos utilizar la tecnología y la inteligencia artificial (IA) para reducir las desigualdades.
Estos fueron algunos de los temas principales discutidos en la reunión del Comité ad hoc de la Internacional Socialista sobre "Respuestas Progresistas a los Desafíos Globales y Locales" en Ankara, los días 7 y 8 de septiembre de 2024, organizada por nuestro miembro turco, el CHP, con motivo de su Congreso Extraordinario.
En la apertura de la reunión del Comité, Chantal Kambiwa, Coordinadora General de la Internacional Socialista, agradeció al partido anfitrión por su hospitalidad y elogió su iniciativa de incluir una "cuota de participación femenina del 50%" en sus estatutos para garantizar la representación equitativa de las mujeres en los órganos de toma de decisiones del partido, así como por iniciar un proceso innovador para la elaboración de su nuevo programa partidario.
El líder del CHP, Özgür Özel, agradeció a la Internacional Socialista por la excelente colaboración en la organización del Comité ad hoc para destacar la urgencia de adaptar políticas y prácticas a los desafíos de nuestro tiempo.
La secretaria general del CHP, Selin Sayek Böke, explicó en detalle los importantes cambios en los estatutos del partido y describió el proceso participativo que llevará a la elaboración de un nuevo programa partidario.
Paulina Lampsa, vicepresidenta ejecutiva de la Internacional Socialista, moderó un intercambio de opiniones muy fructífero entre los participantes del Comité ad hoc y los miembros de la dirección del CHP, así como los alcaldes y miembros del Parlamento del CHP.
En el marco de este proceso participativo, en el segundo día de la reunión, los participantes del Comité ad hoc de la Internacional Socialista intercambiaron opiniones con los delegados del Congreso sobre cómo integrar los problemas globales en las políticas y el programa del partido. Estas opiniones se incluyeron en la Declaración de Ankara, que fue adoptada posteriormente por todos los delegados del Congreso del CHP.
Para la Internacional Socialista, esta declaración constituye un paso hacia la ampliación de esta conversación, y nuestro objetivo es incluir a todos nuestros miembros de partidos en todos los continentes en este proceso.
Declaración de Ankara
Frente a una extrema derecha internacional y un autoritarismo en ascenso que intentan socavar nuestras democracias, nuestros valores, nuestros logros y la cooperación multilateral para abordar los desafíos del futuro, debemos dar un salto adelante. Necesitamos llegar a los vulnerables y desfavorecidos que soportan el peso del aumento de las desigualdades, a las mujeres que enfrentan una reacción violenta contra los derechos obtenidos a través de siglos de lucha, a las personas que se sienten marginadas por la revolución tecnológica, y a los jóvenes que luchan por tener éxito en un entorno hostil.
Ellos utilizan la desinformación, la información errónea, la propaganda digital, los bots y la política del miedo para allanar el camino hacia el poder.
Podemos responder conectándonos con movimientos de base, adaptando nuestros programas y vocabulario al mundo de mañana, ganando la guerra de ideas, implementando políticas que marquen la diferencia y legislando con visión de futuro.
La extrema derecha y los gobiernos autoritarios se alimentan de los miedos y las decepciones de las personas. Una razón por la que algunos de nuestros ciudadanos son propensos a creer en teorías conspirativas es que se sienten impotentes para cambiar su destino, ya que muchos de los factores que afectan su vida diaria parecen estar fuera de control.
Por lo tanto, debemos vincular lo global con lo regional, lo nacional y lo local.
Necesitamos demostrar que entendemos la complejidad del mundo actual y que podemos proponer soluciones adecuadas.
En un mundo globalizado que evoluciona rápidamente, los ciudadanos experimentan cada vez más las consecuencias de problemas que trascienden fronteras. La crisis climática se está volviendo visible en nuestra vida cotidiana y la reciente pandemia de COVID-19 paralizó al mundo durante más de tres años. Estos desafíos no solo impactan el medio ambiente y nuestro bienestar, sino que también tienen importantes consecuencias económicas y sociales, aumentando la pobreza y empeorando la vida no solo de los más vulnerables, sino también de la clase media.
En la Asamblea General de este año, las Naciones Unidas, a través del lanzamiento del Pacto para el Futuro, buscan destacar el alcance de los riesgos existenciales para la humanidad y mostrar lo catastrófico que sería para las generaciones futuras si no cambiamos el rumbo. También están creando conciencia sobre cómo los avances en el conocimiento, la ciencia, la tecnología y la innovación pueden generar avances para un futuro mejor y sostenible, si logramos mantenernos a la vanguardia en la implementación de los cambios legales, institucionales y sociales necesarios, ya que el futuro ya está aquí.
Ciertamente, nuestros desafíos interconectados requieren un compromiso renovado con la cooperación internacional. Sin embargo, este compromiso debe reflejarse en nuestras políticas locales, nacionales y regionales, y, por lo tanto, en los programas de nuestros partidos políticos. La Internacional Socialista organizó el Comité ad hoc sobre "Respuestas Progresistas a los Desafíos Globales y Locales", acogido por nuestro partido miembro turco CHP en el marco de su Congreso extraordinario, para iniciar un proceso participativo de discusión sobre este tema y fomentar el intercambio de buenas prácticas.
Sin duda, debemos considerar las diferentes circunstancias nacionales, económicas y sociales de cada país. Pero como un amplio laboratorio de ideas, debemos producir alternativas creativas y crear conciencia sobre la necesidad de desarrollar una conciencia planetaria que pueda ser comprendida por todos nuestros miembros y la sociedad en general.
Por lo tanto, debemos reflexionar sobre lo siguiente:
- ¿Cómo pueden nuestras economías y sociedades estar mejor preparadas para abordar lo "sin precedentes"?
Estamos en la era de la poli-crisis y las grandes incertidumbres. Las crisis consecutivas de los últimos quince años, que han afectado a un gran número de países, nos sorprendieron sin preparación. Se hizo evidente que se requiere una nueva arquitectura global capaz de abordar desafíos complejos y de gran escala. Al mismo tiempo, nuestras economías deben estar diseñadas con la capacidad de responder a las crisis, construir resiliencia y aprovechar nuevas oportunidades para proporcionar protección social para todos.
Abordar los desastres naturales y provocados por el hombre requiere cooperación global y la creación de sistemas y planes de gestión de crisis y desastres a nivel regional, nacional y local. Las lecciones aprendidas de la pandemia de Covid-19 no deben ser olvidadas, ya que los países y grupos sociales más vulnerables aún enfrentan las terribles consecuencias.
- ¿Cómo podemos medir el bienestar en nuestras sociedades cambiando los índices que usamos para ajustar nuestras políticas económicas?
Para los partidos progresistas es de suma importancia invertir en sociedades centradas en las personas.
Una vida digna se mide por muchos indicadores más allá del PIB, ya que apuntamos a desarrollar un enfoque más integral para medir la prosperidad y el bienestar. La crisis climática, la pobreza, el agotamiento de los recursos, la salud, la calidad de vida, la igualdad de género, los patrones de distribución de ingresos y riqueza, entre otras dimensiones, deben ser considerados. En este contexto, el coeficiente de Gini que mide la desigualdad, el Índice de Desarrollo Humano de la ONU y el Índice de Brecha Global de Género del Foro Económico Mundial (WEF), entre otros, proporcionan una perspectiva más completa para medir la prosperidad y el bienestar. Entender los desafíos reales que las personas enfrentan en su vida cotidiana es un factor clave para combatir el populismo y la extrema derecha, por lo tanto, es fundamental medir estos desafíos diarios y responder a ellos.
- ¿Cómo podemos promover políticas ambientales holísticas y justas?
Aunque la urgencia de adoptar las medidas necesarias para abordar la crisis climática y otros problemas ambientales está en el centro de las deliberaciones de la Asamblea General de la ONU, la implementación de los compromisos existentes es demasiado lenta.
Por lo tanto, mientras luchamos por acuerdos internacionales más audaces sobre estos temas, debemos adoptar –a nivel regional, nacional y local– políticas ambientales holísticas que incluyan adaptación, mitigación y sostenibilidad para una respuesta más eficiente a los desafíos ambientales, así como para promover la justicia climática.
Los pilares económico, social y ambiental están interconectados.
La protección ambiental basada en la justicia climática debe abordarse tomando en cuenta el cambio climático, la contaminación y la pérdida de biodiversidad, al mismo tiempo que se atienden las necesidades sociales y económicas de la mayoría.
La cooperación a nivel regional y local es crucial para la conservación y el uso sostenible de todos los ecosistemas.
La educación ambiental es esencial para incluir a todos los ciudadanos en el esfuerzo de diseñar la nueva forma de vida que la emergencia climática exige. Desde la planificación urbana y la arquitectura hasta la industria, el transporte, la agricultura y el turismo, el factor ambiental debe integrarse en nuestros programas de partido y en la legislación.
Adoptar un modelo energético sostenible es la única forma de proteger nuestro planeta y a las generaciones futuras.
Al mismo tiempo, una transición energética mitigada es fundamental para abordar las desigualdades y lograr la cohesión global y regional.
- ¿Cómo podemos implementar la igualdad de género en la práctica?
Aunque se ha avanzado mucho en la adopción de legislación que garantice la igualdad de género, esto no es suficiente. El techo de cristal es una realidad. A medida que la extrema derecha y los grupos conservadores luchan arduamente por difundir una narrativa en contra de la igualdad de género, debemos promoverla en todos los sectores de toma de decisiones y tomarla en cuenta de manera transversal en todas nuestras políticas.
Los partidos políticos deben predicar con el ejemplo no solo en sus estatutos, sino también en su programa y en sus prácticas cotidianas.
El aumento alarmante de la violencia contra las mujeres –desde la pandemia, el número de mujeres y niñas víctimas de violencia sexual y física ha casi triplicado, alcanzando los 736 millones– es una prueba del retroceso al que nos enfrentamos.
Los estereotipos solo pueden cambiarse mediante un cambio de cultura, y es el deber de la familia progresista liderar este esfuerzo.
- ¿Cómo podemos conciliar los cambios en la esperanza de vida que llevan a generaciones mayores activas con las aspiraciones de los jóvenes?
Los cambios demográficos no son los mismos en todos los continentes y la esperanza de vida está intrincadamente interconectada con factores económicos y sociales.
Sin embargo, a medida que avanzan la ciencia y la tecnología, el número total de población envejecida está aumentando. Los sistemas de apoyo tradicionales también están evolucionando. Las proyecciones muestran que el número de personas mayores que permanecen activas y en buena forma por mucho más tiempo seguirá aumentando en los próximos años, y las sociedades deben adaptarse a esta nueva realidad.
Se requieren cambios en las políticas de empleo, seguridad social, industria de cuidados y vivienda.
La vivienda se ha convertido en un gran problema tanto para los jóvenes como para las personas mayores.
La promoción de la salud y la prevención de enfermedades son de suma importancia para sostener los sistemas de seguridad social.
La tensión entre una generación mayor que, por razones económicas, desea o se ve obligada a permanecer activa y una generación más joven que lucha por un trabajo digno y el derecho a tener voz en la toma de decisiones conduce a una sociedad fracturada.
Por lo tanto, el diseño de nuevas políticas adaptadas a las transformaciones demográficas debe complementarse con la inversión en servicios públicos mejorados que garanticen los derechos económicos y sociales y en la solidaridad intergeneracional. Solo entonces podremos lograr nuestro objetivo de crear sociedades inclusivas y armoniosas. Los partidos políticos pueden contribuir ampliamente en esta dirección promoviendo una representación equilibrada de todos los grupos de edad.
- ¿Cómo puede la tecnología ser ética, segura y confiable, al mismo tiempo que reduce las brechas digitales?
Gestionar y regular los macrodatos es un desafío clave para el futuro.
A medida que la creciente concentración de poder en los mercados digitales es extremadamente preocupante, considerar los datos como un bien público representa un primer paso importante. Además, el software de código abierto es muy valioso en esta dirección.
Los problemas éticos en la tecnología están relacionados con la ciberseguridad, el software espía, el mal uso de la información personal, la proliferación de la desinformación y las noticias falsas, el uso de la IA, el seguimiento de la salud, el reconocimiento facial, las máquinas robóticas y las armas.
Hoy en día, no hay claridad sobre dónde radica la responsabilidad en relación con muchos de los problemas mencionados.
Se necesita un enfoque global en combinación con medidas nacionales para garantizar un uso moral de los datos y los recursos, evitar la militarización de la tecnología y crear una cultura de responsabilidad.
Al mismo tiempo, es crucial reducir la brecha digital –brecha de acceso, brecha de uso, brecha de calidad de uso– aumentando la conectividad, mejorando la alfabetización digital, y habilitando el acceso asequible y equitativo a herramientas tecnológicas.
- ¿Cómo puede la educación adaptarse al mundo cambiante?
Nuestros sistemas educativos son muy lentos en adaptarse a los rápidos cambios en la tecnología y la sociedad. En muchos países, falta infraestructura básica, los planes de estudio están obsoletos y los educadores tienen que gestionar brechas de atención fugaces.
Asegurar un alto nivel de educación pública de calidad está inherentemente relacionado con la promoción de la igualdad. La igualdad de oportunidades y la equidad en la educación es un elemento clave en la política progresista.
Las innovaciones pedagógicas deben incorporar la última tecnología en el aula, al tiempo que se fomenta el pensamiento crítico. La formación de los docentes es esencial para lograr este objetivo.
El reemplazo de empleos debido al desarrollo de la IA aumenta la importancia de la recualificación y el perfeccionamiento profesional a través de la educación y formación a lo largo de toda la vida más que nunca.
Para que tanto los niños como los adultos puedan beneficiarse de las nuevas herramientas tecnológicas y reducir los riesgos de manipulación, se deben introducir esquemas de formación en alfabetización digital. La prevención de la violencia contra las mujeres y la discriminación de todo tipo también está vinculada a la modernización de los planes de estudio educativos.
- ¿Cómo se transformará el panorama laboral en los próximos años?
La crisis climática, los cambios demográficos, los movimientos poblacionales ya han cambiado la forma en que trabajamos.
La globalización y la revolución tecnológica están creando nuevas posibilidades, pero también están alterando los arreglos laborales existentes.
La evolución tecnológica puede ser positiva si se utiliza para eliminar las barreras estructurales, cerrar la brecha de género y reducir las desigualdades. Pero a pesar de los efectos positivos en la productividad, vemos un aumento del empleo precario y prácticas discriminatorias. El trabajo no remunerado aún afecta a millones de mujeres, y tanto la economía informal como la sombra son dominantes en muchas partes del mundo.
Esta evolución también impacta los derechos de los trabajadores a la asociación y negociación colectiva, así como el funcionamiento de los sindicatos.
Por lo tanto, es necesario luchar por normas laborales decentes a nivel global, incluidas normas básicas de salud y seguridad ocupacional. Debemos asegurar la plena implementación de las convenciones y directrices fundamentales de la OIT, así como la implementación del ODS número 8 que busca lograr un crecimiento económico inclusivo y sostenible, empleo pleno y productivo y trabajo decente.
Durante la pandemia, el trabajo remoto aumentó, haciendo de los arreglos híbridos una nueva realidad. La legislación debe garantizar la protección de los derechos socioeconómicos del trabajo remoto y el teletrabajo, incluido el derecho a desconectar. Para responder a los cambios sociales, en muchos países se ha abierto un debate sobre la reducción de la jornada laboral manteniendo el mismo salario.
A medida que las empresas que utilizan IA reducen drásticamente su fuerza laboral humana, deberían tener la responsabilidad de garantizar la empleabilidad de su personal a través de esquemas de formación continua.
Se necesita un nuevo contrato social para una sociedad centrada en las necesidades humanas, la solidaridad, el interés público y la indivisibilidad de los derechos humanos.
- ¿Cómo podemos prevenir la propagación de crisis locales, nacionales y regionales?
La solidaridad entre naciones y la inversión en ayuda humanitaria y desarrollo son las mejores formas de prevenir crisis climáticas y de salud, así como el desplazamiento forzado de personas a gran escala. El derecho internacional debe aplicarse sin discriminación.
Las guerras existentes, las violaciones del derecho internacional, la inestabilidad y la militarización de la política exterior también obstaculizan los esfuerzos para abordar los temas clave de la agenda global. Por lo tanto, los esfuerzos multilaterales para la resolución de conflictos, la construcción de la paz y la prevención de conflictos deben ser apoyados activamente.