Declaracón de Dakar

Reunión del Comité Africa de la Internacional Socialista, Dakar, Senegal, 25-26 de julio de 1997

Original: Francés

Bajo la presidencia de su Presidente, el compañero Ousmane Tanor Dieng y en presencia del compañero Habib Thiam, Primer Ministro de Senegal, y del compañero Pierre Mauroy, Presidente de la Internacional Socialista, se reunió, los días 25 y 26 de Julio, el Comité Africa de la Internacional Socialista. Tres temas fundamentales figuraban en su orden del día:

- Los retos democráticos y humanitarios: la respuesta socialdemócrata;

- El examen de las recientes, así como de las próximas, elecciones en Africa;

- La problemática del desarrollo sostenido.

El Comité Africa de la Internacional Socialista considera que, en el fondo, los dos primeros temas; los retos democráticos y la cuestión electoral forman parte, desde el punto de vista orgánico, de la misma problemática.

Iniciado a principios de los años 1.990, el proceso democrático africano encaminó a Africa hacia una dinámica de cambios que fueron el resultado de una doble presión: por una parte, la de las fuerzas populares africanas y, por otra parte, la de la comunidad internacional, muy preocupada por el establecimiento generalizado de los principios democráticos. Esta última presión se manifiesta por mediación de la política llamada la política de las "condicionalidades". Es concertada y llevada a cabo tanto por las potencias internacionales, principalmente las de Bretton Woods, como por las potencias occidentales. Bajo esta óptica, el discurso de La Baule ha sido decisivo en cuanto a la puesta en marcha de esta nueva política.

Dicho proceso de democratización, resultado de varios factores históricos potentes, parece ser irreversible a pesar ciertos interrogantes preocupantes.

Sin duda alguna, dicho proceso va a determinar la evolución política de este final de siglo en Africa. Dicha evolución ya se ha plasmado en cambios significativos y mutaciones que generan un nuevo orden democrático y social a todos los niveles.

Hoy en día, se ejercen nuevos poderes, legítimamente constituidos y procedentes de la voluntad popular expresada a través de elecciones libres, transparentes y normales. Se ponen en marcha reformas institucionales:

- nuevos parlamentos aseguran su papel de órgano de control de la acción gubernamental y de la elaboración de leyes, aún si quedan grandes esfuerzos por llevar a cabo con el fin de alcanzar una mejora y una mayor democratización de la tarea parlamentaria;

- sistemas judiciales reformados y menos dependientes del poder ejecutivo;

- colectividades descentralizadas locales o regionales;

- órganos de regulación de la prensa y de la comunicación política.

 

Así, se está esbozando un nuevo marco político y social más conforme a las exigencias del Estado de derecho y de sus valores. Entre otras cosas, observamos:

- la primacía del derecho, principalmente el sometimiento del poder ejecutivo a la ley;

- la existencia de una Asamblea Nacional elegida por sufragio universal;

- el control del poder legislativo sobre el poder ejecutivo;

- el respeto escrupuloso de las instituciones republicanas o de los fundamentos del Estado de derecho;

- la garantía de los derechos y de las libertades fundamentales;

- la independencia de la magistratura;

- las elecciones libres, pluralistas y transparentes.

Gracias a este proceso de democratización, de ritmo sostenido, asistimos, también, a la emergencia de un nuevo espacio social inédito y reconstruido sobre nuevas bases y caracterizado por una gran explosión de nuevas energías sociales.

Por lo tanto, al lado de las formaciones políticas va surgiendo una gran movilización de las sociedades civiles africanas (las organizaciones de trabajadores, de mujeres, de jóvenes, los movimientos asociativos, el sector privado) que reclaman y expresan demandas sociales y aspiran a un desarrollo más participativo.

Al mismo tiempo que se alegra de esos progresos políticos innegables, el Comité Africa de la Internacional Socialista debe militar y trabajar más que nunca para consolidarlos, para generalizarlos paulatinamente y para profundizarlos. Como centro de iniciativas, el Comité tiene que mobilizarse para reforzar dicha evolución, apoyarla y orientarla. Y eso tanto más ya que no sólo permanece frágil, sino que no está protegida de las derivas, hoy preocupantes (resurgimiento de los golpes de estado militares, conflictos étnicos y guerras civiles, etc).

Tales acontecimientos no sólo bloquean el proceso, sino que acarrean regresiones sociales que hipotecan el futuro del continente.

Al amenazar la paz, al instaurar la inseguridad, al destruir hasta el tejido social y nacional de algunos estados desmembrados y ahogados en el caos, dichos acontecimientos generan retos humanitarios de una amplitud fuera de lo común. Bajo esta óptica, la situación creada en Africa Central y en los países de los Grandes Lagos sigue siendo preocupante.

¿Cómo podríamos entonces imaginar, concebir y poner en marcha un desarrollo humano y sostenido en todos nuestros países? Indudablemente, este triple reto, el humanitario, el de la democracia y el de la paz, se impone a nosotros socialdemócratas como siendo una urgencia y un pre-requisito inevitable del orden de una hipoteca histórica más importante.

Para levantar dicha hipoteca, Africa que, en el marco de la OUA, lleva a cabo grandes esfuerzos, especialmente por mediación del mecanismo de prevención de gestión y de solución de los conflictos, tiene que poder contar con la solidaridad internacional. En dicho marco, una responsabilidad particular incumbirá a los partidos de la Internacional Socialista y especialmente a los gobiernos socialistas o socialdemocráticos.

En lo que se refiere al tema de las elecciones, el Comité Africa de la Internacional Socialista reitera su deseo de que las elecciones sean libres, justas y transparentes.

El Comité Africa de la Internacional Socialista constata que no se respetan en todas partes estos principios tangibles a pesar de las profesiones de fe a favor de la democracia electiva. A excepción de algunos países (Botswana, Malí, Cabo Verde, Isla Mauricio, Senegal, etc) y a pesar de los progresos registrados desde finales de los años 80 por las fuerzas democráticas, principalmente las fuerzas socialistas y socialdemócratas, aún permanecen grandes resistencias:

- intervención de los militares en la escena política (Burundi, Níger, Nigeria);

- violación sistemática de los derechos y de las libertades;

- maniobras de intimidación;

- desnaturalización del proceso electoral (Níger, Guinea Ecuatorial, Camerún);

- persistencia de partidos únicos bajo una fachada democrática (Kenia, Uganda, etc).

Tras haber analizado las situaciones que prevalecen en numerosos países de este continente, los partidos del Comité Africa de la Internacional Socialista han reafirmado que es necesario que los procesos electorales sean equitables, y para ello habrá que someterlos a las normas reconocidas a nivel internacional en materia de elección:

- la participación de los partidos políticos en todas las fases del proceso electoral;

- la identificación del elector;

- el secreto del voto;

- el control de la elección por parte de los partidos;

- disposiciones legales pertinentes para asegurar la sinceridad de la votación;

- jurisdicciones independientes para tratar el contencioso electoral;

- seguridad del escrutinio.

Si no se tuvieran en cuenta, de manera escrupulosa, todas estas normas, el Comité Africa de la Internacional Socialista teme que se desemboque a estrategias de violencia y al debilitamiento de las fuerzas socialistas y socialdemócratas que quieren llegar al poder sólo por mediación de las urnas. Pero, el Comité deja la libertad a cada país de tomar las disposiciones necesarias, teniendo en cuenta su propio contexto, para poner en marcha dichas normas universales, esencialmente su propio sistema de regulación electoral.

El Comité Africa de la Internacional Socialista toma acta y se felicita del acuerdo alcanzado en Londres, el día 23 de Julio, entre los Ministros de Asuntos Exteriores de Francia y del Reino Unido sobre la necesidad de respetar un código común en materia de exportación de armas y de reforzar la democracia y el desarrollo en Africa.

El Comité Africa de la Internacional Socialista decide:

1. aportar su apoyo a los socios de la Internacional Socialista, víctimas de violaciones flagrantes de las libertades organizando dos misiones, una en Africa Central (Guinea Ecuatorial y Camerún) y otra en Africa Occidental (Níger). Otras acciones serán previstas más adelante;

2. pedir a los proveedores de asistencia que condicionen sus ayudas presupuestarias al respeto de las reglas democráticas;

3. recomendar a la Unión Europea y al Parlamento Europeo, en el marco de sus programas de apoyo a la democratización de Africa: contribuir a la puesta en marcha de Estados civiles permitiendo el establecimiento de listas electorales fiables; ayudar a la modernización de los procesos electorales en Africa;

centrar sus intervenciones en coordinación con distintas fundaciones, en materia de educación ciudadana y en la descentralización.

4. iniciar una reflexión sobre la regulación de la democracia a través de la financiación de los partidos políticos y de campañas electorales sobre la base de un límite máximo de los gastos;

5. intentar que, en el nuevo Tratado de la Unión Europea de Amsterdam, figure una política comercial sobre las exportaciones de armas;

6. apoyar la candidatura del compañero Miguel Angel Martínez a la presidencia de la Unión Interparlamentaria.

Los partidos políticos deben aceptar el juego democrático: los partidos elegidos por mayoría en las urnas tienen que respetar, hacer respetar, profundizar y perfeccionar el Estado de derecho y los partidos minoritarios tienen que aceptar democráticamente el veredicto de las urnas.

Todos los partidos políticos tienen que ajustarse a las normas internacionales en materia electoral. La mayoría tiene que gestionar el poder de conformidad con el programa aceptado por el pueblo. La oposición tiene que presentar propuestas alternativas para preparar la alternancia democrática.

El Comité Africa de la Internacional Socialista está convencido de la necesidad de asociar estrechamente la democracia y el desarrollo: está claro que no hay democracia sin desarrollo y que el desarrollo sin democracia es inacabado. La experiencia vivida por los países africanos desde sus respectivas independencias es la prueba fehaciente de ello. La estabilidad adquirida en el marco de regímenes autocráticos ha producido el sub-desarrollo. En lo venidero, las preocupaciones sobre la estabilidad tendrán que integrar la adhesión de los pueblos, es decir sus aspiraciones a la democracia. Por lo tanto, el Comité Africa de la Internacional Socialista recuerda que el único árbitro es el pueblo y no los militares. De conformidad con el concepto republicano, el ejército está al servicio de la ley. Más allá de todas estas consideraciones, el Comité Africa de la Internacional Socialista opina que habría que prestar una atención más sostenida a los problemas del desarrollo. Los problemas económicos del continente africano han preocupado muchísimo a los partidos miembros del Comité Africa de la Internacional Socialista.

A este respecto, el Comité ha apreciado los análisis del Grupo de Trabajo Paritario creado con el Grupo Parlamentario del Partido de los Socialistas Europeos y los miembros de la Internacional Socialista de Africa y del Caribe y decidió aprobar el informe denominado "Juntos en el siglo XXI. Una asociación para un desarrollo sostenido".

Con el fin de profundizar el análisis de la difìcil situación económica de Africa y de tener mejor en cuenta las realidades de la mundialización, el Comité Africa de la Internacional Socialista ha decidido organizar un Coloquio para intentar dar respuestas prácticas a los problemas así planteados.

Además, el Comité Africa de la Internacional Socialista ha hecho hincapié particularmente sobre los ejes prioritarios siguientes:

1. la renovación de la Convención de Lomé es una reivindicación legítima y Lomé 5 tendrá que insistir sobre sectores portadores de crecimiento y sobre bases más cuantitativas;

2. la dimensión integración regionalización debe ser privilegiada y no diluida en el enfoque monetario presupuestario de la mundialización. Hay que reforzar los conjuntos subregionales viables y existentes en las diferentes partes del continente;

3. el crecimiento del sector rural africano sigue siendo una preocupación y un imperativo. La agricultura tiene que intentar conseguir la autosuficiencia y la seguridad alimentarias y hay que desplegar todos los esfuerzos posibles para hacerla competitiva en un horizonte de dos décadas;

Para ello, los partidos miembros del Comité Africa de la Internacional Socialista insisten en la necesidad de dominar el agua y las técnicas agrícolas adaptadas, así como en la de conseguir el equilibrio entre los cultivos de viveros y los de renta; hay que definir las políticas de salud y de educación eficaces y conseguir la realización de vías de comunicación necesarias para una buena circulación de las personas y de los bienes;

4. la protección y la mejora del medio ambiente en Africa siguen siendo preocupaciones fundamentales. Con este fin, hay que tener en cuenta la lucha contra la desertización y los residuos, la explotación sin límites de los mares y de los bosques para la puesta en marcha de los temas medioambientales;

5. la ayuda al desarrollo es aún imprescindible para el desarrollo económico del continente. Tiene que ser aún más cualitativa y abarcar sectores más portadores (agricultura, vías de comunicación, agua, energía).

Los países europeos dirigidos por gobiernos socialistas y socialdemócratas tienen que alcanzar el nivel del 0,7 por ciento del PNB retenido por Naciones Unidas;

6. en lo que se refiere a la deuda, hay que evitar que los esfuerzos de reajuste no se destinen sólo para hacer frente a los plazos de la deuda exterior.

Hay que movilizar la deuda con el fin de promover la producción y las inversiones.

7. el desarrollo no es un concepto desencarnado.

El entorno cultural es su crisol. La educación, la promoción de los bienes culturales, la conservación del patrimonio cultural constituyen urgencias de identidad que no tienen que ser diluidas en un enfoque económico.

Desarrollo, medio ambiente y cultura están orgánicamente vinculados, ya que se trata del futuro del hombre. Los socialistas tienen que integrar estos factores culturales en los modelos de desarrollo económico.