Comisión de la IS sobre Temas Financieros Globales se reúne en Poros, Grecia
12 Julio 2010
La Comisión de la IS sobre Temas Financieros Globales celebró una reunión en Poros, Grecia, el 12 de julio, continuando las discusiones sostenidas en Nueva York el 19 de junio y examinando los recientes desarrollos relacionados con la economía global, y las prioridades socialdemócratas a continuación de las conclusiones de la reunión del G-20 en Toronto. El encuentro tuvo como anfitrión al Presidente de la IS, Primer Ministro George Papandreou, y contó con la participación del Profesor Joseph Stiglitz, Presidente de la Comisión; del Secretario General de la IS Luis Ayala y de los miembros de la Comisión Anatoly Aksakov, Miembro de la Duma Estatal Rusa, del Partido Una Rusia Justa; Eero Heinäluoma, Vice-Presidente de la IS, del Partido Socialdemócrata, SDP, Finlandia; Ibrahim Boubacar Keita, Ex Primer Ministro de Malí y Líder de la Asamblea para Malí, RPM; y Antolín Sánchez Presedo, Miembro del Parlamento Europeo, del Partido Socialista Obrero Español, PSOE. También asistieron como invitados los académicos de los Estados Unidos, Profesor James Galbraith y Richard Parker, y el analista político británico Peter Kellner.
Los miembros de la Comisión reiteraron en primer lugar las conclusiones alcanzadas en la reunión del Consejo de la Internacional en las Naciones Unidas en Nueva York, en particular la Declaración sobre la Economía Global, y se mostraron en parte decepcionados ante la falta de una estrategia unificadora como resultado de la reunión de los líderes del G-20 en Toronto, repitiendo el llamamiento hecho en Nueva York para lograr soluciones multilaterales a lo que sigue siendo una crisis global. La posición de la Comisión en el sentido de que abandonar demasiado rápidamente las políticas de estímulo podría llevar nuevamente a un crecimiento negativo, fue reiterada. Los participantes dirigieron luego su atención sobre la crisis de la deuda soberana, última manifestación de las cambiantes preocupaciones que van de las finanzas privadas a las públicas, y el papel de las agencias de clasificación crediticia y los especuladores.
La falta de demanda agregada a nivel nacional y global fue destacada como el factor motriz de la presente fase de la crisis financiera. El colapso de la burbuja del sector privado en 2008 hizo necesaria la inversión gubernamental para elevar la demanda, pero en la situación actual simplemente no existe la suficiente demanda global para que todos los países afectados puedan salir de estas dificultades por medio de sus exportaciones. Se sugirieron tres mecanismos para aumentar la demanda agregada. En primer lugar, una redistribución del ingreso con medidas tales como un gravamen bancario o el aumento del impuesto a la renta de las personas con más altos ingresos, lo que trasladaría la riqueza de aquéllos que no la gastan a aquéllos que sí lo harían; segundo, un nuevo sistema de reserva global que podría distribuir dinero a los países en desarrollo, dándoles poder adquisitivo y ayudándoles a dirigir la demanda usando recursos que de otra manera estarían inactivos; y tercero, ya que la mayoría de los bancos conllevan ahora el peso de antiguas obligaciones de las cuales no se pueden deshacer, se propuso que nuevas instituciones financieras como bancos de desarrollo y bancos verdes podrían crear nuevos mecanismos de crédito, permitiendo que el crédito fluja nuevamente y se logren los recursos para las necesidades públicas. La Comisión consideró formas de estimular la demanda agregada global tomando en cuenta la perspectiva de un mundo donde el 50% del PMB ya está siendo generado por las economías emergentes, las cuales tendrían la capacidad de contribuir al crecimiento y la demanda en medio de un periodo de recuperación, si se hacen disponible el financiamiento y los recursos para realizar gastos.
Los participantes reaccionaron asimismo ante la última ola de medidas de austeridad propuestas por los gobiernos a través de Europa, surgiendo la visión de que la estrategia de hacer recortes para salir de la crisis no podría funcionar. La inevitable consecuencia de estas medidas sería un aumento en los ya altos niveles de desempleo, reduciendo aún más las entradas gubernamentales y arriesgando abrir el camino de vuelta a la recesión. Este colapso de las entradas representa la mitad del aumento total en los déficits presupuestarios desde el comienzo de la crisis, aumento en el que las políticas discrecionales de estímulo gubernamental representan solamente el 7,5%. Otra caída en las entradas, como resultado de las medidas de austeridad, exacerbaría indudablemente los problemas deficitarios; por lo tanto, la opinión fue que se necesitaba adoptar objetivos más realistas para la consolidación presupuestaria.
También se llegó a acuerdo sobre la necesidad de un mejor sistema de gobernanza global como salvaguarda contra una crisis similar en el futuro. Tal sistema podría asegurar una mayor transparencia en el sector financiero, aprendiendo de las lecciones entregadas por las repercusiones de los rescates bancarios, cuando los fondos disponibles fueron utilizados en algunos casos de manera que no concordaba con las razones por las cuales habían sido provistos. Para que la economía pueda volver a un crecimiento sostenible, es vital que los bancos inviertan en la economía real, otorgando préstamos a pequeños y medianos negocios, en vez de enfocarse en inversiones de alto riesgo. Se tomó nota de que la economía global podía considerarse como viviendo un periodo de reconstrucción y que las civilizaciones históricamente habían abordado la necesidad de reconstruirse a través de instituciones eficientes.
El papel de la social democracia en la defensa de los valores humanos básicos en este tiempo de recortes y austeridad fue también puesto de manifiesto, con muchos de los participantes refiriéndose a la importancia de la democracia, la solidaridad y las instituciones fuertes. Donde una vez se dijo que en algunas partes del mundo la democracia debía ser sacrificada en favor del crecimiento económico y el desarrollo, ahora eran las vitales instituciones, los trabajos y las pensiones los que estaban amenazados. La alternativa socialdemócrata debía ser coherente con los valores sociales básicos de un desarrollo humano y económico sostenible, y la IS necesitaba estar a la cabeza al presentar esta alternativa como respuesta a la posición de recortes y austeridad invocada por aquéllos que llevaron a la economía mundial a la crisis, se subrayó.
En el pasado, muchos de aquéllos que participaron en la reunión habían vivido en estados que no eran modelo de democracia, sino que habían sido represivos y capturados por intereses personales. Por lo tanto, existía la opinión de que el debate no debería presentarse en términos de estado versus mercado, sino en cómo poner al mercado al servicio de las personas. Valía la pena luchar por la gobernanza global y era esperanzador el hecho de que aumentaba el consenso en favor de un impuesto a las transacciones financieras, una iniciativa promovida por la IS que representaba una manera de redistribuir algo de la riqueza adicional agregada creada por el libre movimiento de mercaderías, usando ese aumento en la riqueza global para dar a la gente más seguridad y una adecuada seguridad social.
A través de las discusiones, avanzar una nueva arquitectura financiera, aumentar la transparencia del sector bancario y abordar la actual fase de la crisis financiera dentro de un espíritu de solidaridad y sostenibilidad, fueron preconizados por los participantes. A corto plazo, el consenso fue que el énfasis debería ponerse en el crecimiento, con reducción de las deudas públicas y los déficits presupuestarios a largo plazo, una vez que se asegure la recuperación.