La integración de los pueblos y naciones de América Latina y el Caribe constituye un objetivo trascendente para las fuerzas socialistas y democráticas del continente. Por ello hemos luchado por largo tiempo. Muchos de nuestros líderes han hecho de ese objetivo su bandera, su objetivo, su esperanza.
Los intereses de las grandes potencias económicas del mundo, junto a las multinacionales, han hecho y seguirán haciendo todo lo posible porque ello no se materialice y logre las metas que dicha integración presupone. De igual modo, fuerzas conservadoras de nuestros propios países, sumidos en nacionalismos estrechos e inconducentes, levantan barreras que obstaculizan esa tarea inconclusa que nos legaron nuestros padres fundadores.
Por ello, saludamos con entusiasmo la reciente iniciativa de diversos presidentes de nuestro continente de constituir, a partir de la Declaración del Cuzco, la Comunidad Sudamericana de Naciones. Ella no debe ser una iniciativa más, como varias otras impulsadas en el pasado. No puede constituirse en una frustración más a un anhelo tan caro para nuestros pueblos.
Para que ello no ocurra, el Comité se propone impulsar diversas iniciativas, de diversos tipos y alcances, destinada a darle fuerza política y social en todos los ámbitos de nuestras actividades partidarias, a esta iniciativa que busca hacer factible que la globalización no sea una cadena más que ahogue las esperanzas de millones de latinoamericanos, sino que por el contrario, ella se constituya en una palanca de igualdad y de justicia social para nuestros pueblos. Para ello, sólo la integración y la unidad del continente, que asume con decisión los nuevos desafíos a que los enfrente los vertiginosos cambios que se operan a escala planetaria, hará factible que a partir de nuestras legítimas diferencias, de nuestros diferentes modos de integrarnos al mundo, América Latina y el Caribe se transformen en un actor decisivo en el nuevo mundo más humano, más solidario y justo, al cual aspiramos todos los socialistas del continente.