Declaración de Fez

II Conferencia Mundial de Alcaldes de la Internacional Socialista, Fez, Marruecos, 5-6 de octubre de 1998

Original: francés

En un mundo en plena mutación, caracterizado en parte por la globalización de la economía y la mundialización de la información, y en parte por un incremento de las disparidades entre los países, las regiones y los ciudadanos, la Internacional Socialista reafirma su voluntad de humanizar las ciudades.

Confía el mandato a su Comité de Autoridades Locales para continuar profundizando los 21 puntos de la Declaración de Boloña que contemplaba los problemas de las ciudades bajo sus distintos aspectos: ciudadanía activa, mejoramiento de la gestión de las ciudades llevando a una mayor transparencia, mayor rigor y mayor democracia, una mejor calidad de vida y la apertura al resto del mundo.
La IS insiste con ahinco en los dos principios fundamentales que guían su enfoque.

El primero reafirma que sólo la democracia en sus modos locales y específicos otorga legitimidad a los poderes de los alcaldes y de los responsables municipales. Por más que determinados países dispongan de modos particulares de designación, los poderes locales deben surgir del sufragio universal.

El segundo principio es el de la igualdad entre hombres y mujeres. La IS velará por la aplicación de este principio a todos los niveles del ejercicio de los derechos políticos.

La Conferencia de Fez se abocó en especial a tres dimensiones:

1. El futuro de las ciudades, la calidad de vida y la sociedad de la información, la respuesta socialista.
2. Los nuevos partenariados: el Estado y las autoridades locales.
3. Globalización y solidaridad: el papel de las ciudades en especial en el marco de las ciudades en conflicto.

1. El futuro de las ciudades

En este fin de milenio incumbe a los socialistas brindar respuestas concretas a la aceleración del fenómeno de la urbanización y al conjunto de problemas que suscita. Corresponde establecer claramente cómo viven los ciudadanos, cómo perciben su ciudad y cómo se proponen dirigir el desarrollo de la misma.

Los problemas de urbanismo, de vivienda, de salud, de educación, de formación, de cultura, de seguridad y de medio ambiente deben inscribirse, discutirse y orientarse dentro de una ética social.

Con el fin de asegurar la cohesión social de nuestras ciudades es indispensable conciliar dos contradicciones aparentes: por un lado lo inmediato que exige y requiere una respuesta a las urgencias sociales, y por otro lado el plazo más largo en el cual se diseñen las transformaciones de la ciudad.

El éxito de la formación escolar, el acceso de todos los ciudadanos al bienestar y a la salud, las posibilidades de inserción de los habitantes, su derecho a ser oídos, la promoción de la vida cultural, artística y deportiva, el establecimiento de una trama urbana armoniosa, la valoración de la calidad ecológica, la lucha contra todas las formas de insalubridad en la vivienda, la diversificación y mejora de las condiciones de alojamiento, de acceso y de desplazamiento, y, por último, la gestión urbana democrática, de proximidad, son todos pasos positivos que anulan el riesgo de exclusión y aseguran las posibilidades de éxito para el mayor número de habitantes de las ciudades.

Más que nunca el futuro de la democracia depende de la capacidad de las ciudades de triunfar sobre las exclusiones económicas, sociales y culturales que experimentan y a menudo sufren.

Las Nuevas Tecnologías de la Información y de la Comunicación (NTIC) constituyen una palanca obvia para contribuír a una gestión socialista de los retos urbanos. Las desigualdades de acceso a las NTIC, a la formación y a la difusión de estos instrumentos existen, en efecto; sin embargo nos incumbe aprender a "civilizar" esta revolución de la información capaz de generar progresos democráticos y sociales y desarrollos locales fundados en la solidaridad.

Las NTIC pueden convertirse en instrumentos de valorización de la inteligencia colectiva de nuestras comunidades urbanas y ofrecer así espacios de intercambio y de creatividad intraurbana, en las ciudades mismas y entre las ciudades del Norte y del Sur.
En efecto, el costo accesible y el desarrollo de las redes por satélite ofrecerán cada vez mayores oportunidades de crear redes y de llevar a cabo manifestaciones de solidaridad.

Debe tenerse en cuenta, empero, que las realidades económicas y tecnológicas del Sur no son iguales a las de los países del Norte. Pese a sus dificultades, las ciudades del Sur deben esforzarse por abrirse a estas nuevas tecnologías en aquello que pueden aportar para una mejor participación ciudadana y la creación de redes de solidaridad y de apoyo. Por ende, una concepción socialista de la información y de la comunicación debe promover una ciudadanía activa.

Estas NTIC no son naturalmente neutrales. Debe dominárselas y someterlas a nuestros valores ciudadanos.


 
2. Los nuevos partenariados

En un Estado moderno, democrático y social, las relaciones entre todos los actores de la vida pública y de la sociedad deben basarse en los partenariados. La finalidad perseguida consiste en un Estado democrático eficaz y una administración cercana al ciudadano.

Los ciudadanos exigen soluciones pragmáticas a sus problemas. Es por ello que la realización de las obligaciones del sector público debe iniciarse por parte del nivel de poder público mejor situado para llevarla a cabo. En ello consiste la aplicación del principio de subsidiariedad.

La tutela debe limitarse al respeto exclusivo de la legalidad y los reglamentos administrativos deben contemplar la eficacia y la flexibilidad.

La condición sine qua non para una relación basada en el partenariado entre el Estado, los niveles intermedios y las autoridades locales reside en una administración local autónoma. Es por ello que la autonomía local, junto con la garantía de los medios financieros en relación con las atribuciones que le son confiadas debe estar garantizada por la Constitución o las leyes de cada país.
Por otra parte, las autoridades locales no pueden fiarse sólo de la ayuda exterior, sino que deben utilizar del mejor modo posible sus recursos propios. Tal cosa constituye un aporte esencial al partenariado con el Estado central.

Un refuerzo de la autonomía local permite asimismo una mayor intervención de los ciudadanos y constituye un refuerzo de la democracia. La democracia representativa impone que los mandatarios sean elegidos por el pueblo y que las formas de la democracia directa se desarrollen respetando la unidad de las aglomeraciones y de las ciudades.

Es importante promover una cultura de diálogo entre el mundo político y la administración por un lado, y las ciudadanas y los ciudadanos, todos los actores de la sociedad civil y de la vidad económica por el otro. Esta idea de partenariado se ha vuelto una prioridad a escala mundial.

Es imperativo para los países del Sur, en especial, el actuar para reducir las disparidades entre las ciudades y el campo, fuente de éxodo, de marginalidad y de exclusión. Las comunidades rurales deben beneficiarse de un esfuerzo particular con el fin de promover un verdadero desarrollo sostenible. Tal cosa implica, entre otras, aportes en materia de caminos, agua, electricidad, etc.


3. La solidaridad

Hoy en día resulta indispensable, más que nunca, promover a escala mundial nuestros valores humanistas de solidaridad y de fraternidad entre los pueblos, inclusive a nivel de las ciudades.

Debe promoverse la solidaridad entre las ciudades de los países del Norte y las ciudades de los países del Sur, así como entre las del Este y Oeste, la solidaridad entre ciudades ricas y pobres, en ocasiones en un mismo país, así como la solidaridad al interior de las ciudades mismas.

La cooperación descentralizada podría resultar un medio eficaz de compensar la imposibilidad que existe en muchos Estados del Sur de asegurar el desarrollo de las regiones y las ciudades. Se trata de un sistema de asociación que implica principalmente a las regiones y ciudades de los países del Norte con las del Sur y que permite hacer coincidir los intereses de los beneficiarios con los de quienes avanzan los fondos.

En una óptica similar conviene favorecer los hermanamientos democráticos que se dirigen directamente de manera interactiva a las poblaciones y que implican tambien una ayuda concreta en diferentes aspectos, que van desde la formación de los dirigentes o ejecutivos hasta una ayuda humanitaria por intermedio de las ONGs, pasando por los intercambios culturales, las redes de formación, la investigación científica, la integración de las mujeres, de los niños, de los jóvenes y de las personas mayores, la educación sobre democracia y el desarrollo económico.

Sin embargo, para que una cooperación de esta índole resulte efectiva, deben pensarse los marcos institucionales, los lugares de reflexión y de las relaciones humanas; así como una acción a todos los niveles de poder, nacionales e internacionales, para facilitar las vías y los medios necesarios.

Debe prestarse una especial atención a la solidaridad con las ciudades en crisis o en conflicto, tales como Belfast, Luanda y Jerusalén, cuyo carácter dramático exige una solidaridad particular. Tal solidaridad debe ejercerse asimismo con las ciudades desestabilizadas por las consecuencias de los conflictos en países vecinos o por movimientos inmigratorios incontrolados.

Los conflictos armados pesan sobre las ciudades de manera múltiple: estado de sitio, éxodos, violaciones de los derechos humanos, exclusiones, xenofobia, etc. Tales crisis no pueden resolverse independientemente de los conflictos mismos. Sin embargo, las medidas de solidaridad, tanto en la esfera política como en la de la cooperación, contribuyen a la búsqueda de soluciones.

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La IS, reunida en Fez, se propone convertir sus intenciones en medidas concretas, de modo que tales medidas tengan efectos benéficos para los ciudadanos.

Propuestas concretas:

1. La reafirmación de nuestros valores éticos en la gestión pública, mediante la adopción de una Carta de Autoridades Locales.

2. La cooperación descentralizada e interactiva. Conviene al respecto que los responsables socialistas intervengan a todos los niveles de poder en los que están representados para facilitar esta cooperación. Los hermanamientos democráticos y las redes de información constituirán instrumentos útiles al servicio de esta cooperación.

3. La creación de una red de intercambio de experiencias y de conocimientos, en especial via Intranet, que vincule a los alcaldes de la IS, otorgando especial atención al acceso de las ciudades del Sur y a la integración de las mismas.

4. Dado que la autonomía local constituye el elemento fundamental para el futuro de las comunas, ella debe estar garantizada en la Constitución de los Estados. La IS apoya la iniciativa que aboga por una Carta Mundial de la Autonomía Local del Centro de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos, UNCHS (Habitat), y obrará activamente en tal sentido. Apoya, asimismo, todas las iniciativas actuales que tengan por fin establecer una organización única de autoridades locales.