Reunido en Toledo, ciudad de encuentro entre culturas, los días 9 y 10 de mayo de 2003, en un momento crucial para toda la comunidad internacional tras la guerra ilegal, ilegítima e injusta en Iraq, el Comité Mediterráneo de la Internacional Socialista:
- Constata que el Mediterráneo es hoy escenario central de la crisis mundial y espacio donde se dan los principales desafíos que afronta hoy la comunidad internacional: la seguridad, la paz y la guerra, la amenaza del choque de civilizaciones, los procesos de regionalización, el desarrollo sostenible, las diferencias entre hombres y mujeres o la relación entre democracia y desarrollo.
- Reafirma la necesidad de recuperar la centralidad de la legalidad internacional y, por tanto, de Naciones Unidas, como garante de la paz y la seguridad y la resolución de los conflictos entre las naciones; particularmente en la reconstrucción de Iraq, donde las potencias ocupantes no pueden asumir la administración del país. Los iraquíes deben recuperar la plena soberanía sobre Iraq y sobre todos sus bienes.
- Considera que la crisis abierta tras la guerra ha puesto sobre la mesa la urgencia de reformar las instituciones multilaterales internacionales, para hacerlas más democráticas, eficaces y transparentes y adaptarlas a las nuevas realidades y desafíos del siglo XXI. Tenemos que recuperar la "Agenda de la esperanza" que pasa por impulsar el Tribunal Penal Internacional, el convenio de minas antipersonal, el desarrollo sostenible de Johannesburgo, etc.
- Valora la movilización ciudadana, y particularmente de las mujeres, sin precedentes que se ha producido en todo el mundo como rechazo a la guerra en Iraq y la necesidad de traducir el enorme caudal que representa una opinión pública diversa desde el punto de vista cultural, religioso, político y económico de las dos riberas del Mediterráneo en un impulso para avanzar en la cooperación euro-mediterránea.
- Constata que el proceso euromediterráneo, iniciado en Barcelona en 1995, es el modelo idóneo y el único camino para avanzar en la cooperación política, económica y sociocultural en la Región. Es necesario un esfuerzo y voluntad mayores para avanzar decididamente en la implementación concreta de los Acuerdos. Impulsar una fórmula a medio camino entre la Asociación y la Adhesión, como ha indicado la Comisión Europea, puede contribuir a este objetivo. Las relaciones entre ambas orillas deben enriquecerse y diversificarse, extendiéndose también a la sociedad civil, las organizaciones empresariales y las ONGs.
La relación entre democracia y desarrollo debe ser reforzada.
- Entiende que la lucha contra el terrorismo, que constituye la mayor amenaza para la libertad, los derechos humanos y la democracia, debe basarse en un concepto de seguridad democrática global que incorpore la lucha contra las mafias de la inmigración ilegal, el crimen organizado, el hambre, el sida y las pandemias. No aceptamos la militarización de la respuesta ante el terrorismo como solución eficaz y válida ante la amenaza. Muy al contrario, hemos de lanzar un debate sobre la necesidad del desarme, empezando en nuestra región mediterránea. Ciertamente un desarme sólo de los países árabes sería un imposible que no se podría sostener.
- Expresa su profunda satisfacción por la presentación de la hoja de ruta por parte del Cuarteto, encaminada a una solución definitiva del conflicto entre israelíes y palestinos sobre la base de dos Estados y que lleve a la creación, en 2005, de un Estado palestino independiente, viable y democrático, que viva en paz y seguridad con Israel y los demás vecinos.
El Plan debe implementarse integralmente, sin reservas sobrevenidas de alguna de las partes.
- Por último, el Comité confía y apela a la voluntad y el empeño de ambas partes para ganar la paz.