Discurso de Horacio Serpa, Co-Director del Partido Liberal Colombiano, Presidente Honorario de la IS
XXV Congreso de la Internacional Socialista, Cartagena, Colombia, 2-4 de marzo de 2017
Señoras y señores:
Bienvenidos a Colombia. Los recibe con alegría un país de 1.140.000 K2, con 49.00.000 de habitantes, mestizos, indígenas, negros, blancos, mulatos, que nos hemos mezclado a lo largo de los siglos con todas las razas del mundo. Entre nosotros hay Católicos, Evangélicos, Anglicanos, Musulmanes, Judíos, en el marco de una Constitución expedida en 1991 que respeta la igualdad de género, la libertad religiosa, la diversidad sexual y las distintas manifestaciones multiétnicas y pluriculturales.
Somos una República unitaria, descentralizada, con algunos niveles de autonomía en las Entidades Territoriales: Bogotá, Distrito Capital, 32 Departamentos y 1.120 Municipios. Sonos un Estado Social de Derecho, nuestro sistema político es democrático, presidencial, con separación de poderes públicos, dos Cámaras Legislativas y una Justicia con la característica de que sus Jueces son independientes y autónomos. Presidencia y Vicepresidencia son elegidos popularmente, al igual que Gobernadoras y Gobernadores, Alcaldesas y Alcaldes, Concejales y Diputados. En nuestro País funcionan 15 Partidos Políticos que ocupan todos los espacios del espectro ideológico.
Este Congreso funciona hoy a orillas del Mar Caribe, en Cartagena, una bellísima e histórica ciudad que es orgullo de todos los colombianos, capital del Departamento de Bolívar, con cuyo nombre honramos la memoria de nuestro Padre Libertador, que compartimos con las hermanas Repúblicas de Venezuela, Panamá, Ecuador, Perú y Bolivia. Así como nos bañan las aguas del Océano Atlántico, nos honramos de pertenecer a la cuenca del Océano Pacífico. También somos Andinos, de la Orinoquia y Amazónicos. Somos latinoamericanistas de corazón y por mandato de nuestra Constitución. Tenemos todos los climas todo el año, podemos cultivar todos los productos y nuestra tierra contiene valiosos minerales que aprovechamos y exportamos cuidando con esmero a la naturaleza y el medio ambiente. Tenemos grandes producciones de agua dulce y nuestra riqueza en biodiversidad es de las más valiosas del mundo.
En este panorama grato existen, desafortunadamente, distintos problemas y dificultades. Somos el segundo país más desigual de América; no obstante que se ha luchado contra la pobreza, especialmente durante el actual gobierno, nos falta mucho para lograr satisfactorios niveles de dignidad social y económica. Debo reconocer públicamente que durante el gobierno del Presidente Juan Manuel Santos, se ha logrado la reivindicación de sectores vulnerables, ganado espacios notables contra el desempleo, y se avanza para alcanzar una educación amplio y de alta calidad.
Nuestro Partido Liberal es una Colectividad política Socialdemócrata vinculada a la Internacional Socialista, con vocación de cambio y compromiso social. Tenemos 168 años de existencia, muchas veces gobernamos al País y alcanzado imborrables victorias, y hemos sufrido la persecución, el destierro y la derrota. En la actualidad somos la bancada más numerosa del Congreso, fuimos el Partido con mayor votación en las elecciones regionales de 2015 y nos estamos organizando para llegar a la Presidencia de la República el año entrante. Nuestro propósito es el de contribuir a lograr reformas económicas, sociales y políticas, luchar contra la corrupción y defender la paz que se ha logrado bajo la orientación del Presidente Santos.
Es este el más grande logro de Colombia en los últimos 50 años, por lo cual le otorgaron justicieramente al Presidente Santos el Premio Nobel de la Paz. Su presencia en Cartagena, compañeros de la Internacional, la sentimos en el alma como un reconocimiento al pueblo Colombiano por sus sacrificios en busca de la reconciliación, por el empeño de superar la violencia que aborrecemos y por luchas sin dejarse vencer hasta lograr una paz estable y duradera. Nos enaltece la presencia del Premio Unesco de la Paz. Ustedes con su presencia nos estimulan para seguir empeñados en lograr una patria justa, igualitaria y convivente.
Es lo que deseamos para el mundo entero. Es por lo que luchamos en nuestros diferentes países los miembros de la Internacional Socialista, que hoy nos reunimos precisamente para propugnar que reina la paz en el orbe, que se superen las diferencias raciales y regionales, para que primen la democracia y la equidad.
Es mucho lo que debemos hacer. Si pensamos en que el señor Donald Trump mandará a construir un muro de concreto para apartarse de nuestro Méjico querido, no podemos menos que asumir que el Presidente de los Estados Unidos busca separar a su País de toda la América Latina. Esa es razón razonada, un propósito para lesionar el comercio con nuestros países de la región, para romper los niveles de integración que se lograron en las últimas décadas, para crear bloqueos intelectuales y políticos, y sin duda, para perseguir a nuestros ciudadanos residentes en ese País.
Es increíble, ridículo, profundamente traumatizante, que a 230 años de la Revolución Francesa en una Nación considerada como de las más modernas y civilizadas del mundo, se esté pretendiendo retroceder en los conceptos de libertad y de derechos humanos y resulte ahora que de nuevo toca luchas para no ser juzgado por el color de la piel, el credo religioso, el acento de la voz o la nacionalidad.
Dijo el Presidente norteamericano que hace muchos años su país no gana una guerra. ¡Valiente amenaza! Bueno fuera que le declarara la guerra en su patria a la pobreza, a la violencia, a la falta de vivienda, a las deficiencias de la seguridad social, al racismo, a las desconsideraciones con el medio ambiente y a tantas flaquezas como tienen, y que las gane todas para que así vuelva a ser la sociedad más respetada y aclamada del mundo.
Sabemos que estos y muchos otros problemas se extienden por el Orbe. No ha sido posible que se acepte que la violencia es la lacra de la actual civilización. La violencia es el pretexto de los usurpadores y el instrumento de los sátrapas. Las ambiciones políticas, la ausencia de democracia, los afanes por la riqueza, siguen siendo en muchas partes las causas propiciatorias del crimen, de los genocidios, de las persecuciones, de los masivos desplazamientos de la población sojuzgada por diferentes pretextos no éticos, inequitativos y antidemocráticos.
Los migrantes, por ejemplo, no son la escoria de la sociedad ni los exponentes de la maldad. Son gente angustiada por complejas situaciones políticas, religiosas, económicas, raciales, que no les permiten vivir en su propia tierra, con su familia, con sus amigos y sus costumbres. Se conoce el esfuerzo de muchos países y comunidades que les abren los brazos a los millones de personas que sufren el desamparo, la angustia de no tener patria, y buscan con afán un rincón amable donde guarecerse y sobrevivir. Colombia debe tener las puertas abiertas a los migrantes que son objeto de persecuciones e incomprensiones en sus países de origen.
Muchos de ustedes, compañeros, tienen que lidiar con estas absurdas y lacerantes debilidades del mundo. Sé que con los criterios socialdemócratas de libertad y equidad ustedes hacen mucho en sus países y en las regiones que representan, como se verá reflejado en las deliberaciones que vamos a emprender.
Somos progresistas, socialistas, socialdemócratas, laboristas, humanistas; creemos en que el mundo podrá vivir en paz, sobre la base de que el pueblo, la gente, las familias alcanzarán el derecho a tener libertad, seguridad social, empleo y pan. Es el anhelo de nuestra Organización internacional. Es lo que nosotros tenemos que seguir haciendo para que la gente del orbe alcance la garantía de la concordia y de la dignidad.
¡Gracias por venir a Colombia! ¡Gracias por estar en Cartagena!