Declaración sobre el pueblo Rohingya

Reunión del Consejo de la IS en Barcelona, 24-25 de noviembre de 2017

Original: inglés

El Consejo de la IS reitera el llamamiento del Presidium de la IS, emitido en la Naciones Unidas en Nueva York en septiembre de este año, para poner fin a la violencia contra el pueblo Rohingya en Myanmar, y condena la persecución que sufre esta minoría. Las continuas restricciones impuestas para el acceso a la zona de conflicto de las agencias de ayuda y representantes de la ONU, son una clara indicación de los intentos por encubrir la realidad de las atrocidades que se han cometido en los intentos por remover por la fuerza a los Rohingya de sus hogares y pueblos. Existe una aplastante evidencia de sistemáticas violaciones a los derechos humanos y persecución basados en la etnicidad en la provincial Rakhine, y aquéllos responsables deben responder por sus acciones. Esta limpieza étnica ha llevado a más de 600 mil refugiados a cruzar la frontera hacia Bangladesh.

La IS ha hecho previamente llamamientos por el derecho a retornar de aquéllos forzados a abandonar el país, y a pesar de que un reciente pacto permite la repatriación de algunos de los Rohingya, esto no significa nada si no se pone fin a la represión que ha tenido lugar durante décadas. El derecho al retorno debe, por lo tanto, ir acompañado de la suspensión de la acción militar y permitir la entrega de ayuda humanitaria por la ONU y otras organizaciones internacionales. Sin esto, no habrá garantía de que los que regresan a sus hogares no continuarán sufriendo discriminación en manos de los que los forzaron a dejar sus hogares y perpetraron horribles actos de violencia. Hasta que los Rohingya no puedan retornar a salvo a sus hogares en Myanmar, los que  han cruzado a los países vecinos deben ser asegurados de recibir asistencia humanitaria y todo el necesario apoyo para reconstruir sus vidas.

El Consejo de la IS reitera la responsabilidad que cabe al gobierno de Myanmar con la minoría Rohingya, a quienes ya no se les puede negar sus derechos fundamentales. El liderazgo birmano debe abrir un amplio diálogo para abordar los derechos de las minorías y la necesidad de los Rohingya a ser reconocidos y respetados como plenos ciudadanos de Myanmar.

 

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