El Consejo de la Internacional Socialista, reunido en París los días 15 y 16 de noviembre de 2010, reitera el compromiso socialdemócrata ante el cambio climático y la decisión de sus fuerzas políticas por avanzar resueltamente en la lucha contra este fenómeno global y sus graves efectos sobre el medioambiente y la vida humana. Celebra que la comunidad internacional durante los últimos meses haya vuelto a poner el cambio climático en el centro de sus preocupaciones, lo que resulta coherente con la magnitud del problema y con los enormes esfuerzos requeridos para enfrentarlo. El recalentamiento debe ocupar un lugar permanente y prioritario en la agenda internacional;
Constata que con mayor fuerza cada día, y en todo el planeta, a nivel de gobiernos, organismos internacionales, comunidades científicas y académicas, sociedad civil y medios de comunicación, se acrecienta la conciencia de la gravedad del fenómeno climático y se consolida el consenso en torno a considerarlo como un reto global de primer orden, con repercusiones directas en la vida cotidiana de cientos de millones de seres humanos y proyecciones muy negativas para el planeta si no actuamos desde ya. Reitera que el desafío climático requiere de un esfuerzo común sobre la base de responsabilidades compartidas pero diferenciadas. La acción decidida, oportuna, ambiciosa y realista de los distintos actores que deben aunar sus fuerzas en esta causa común en pro del planeta y de la vida en él, debe movilizar de lo local a lo global, de lo individual a lo colectivo, de lo privado a lo público. Ve con preocupación los intentos por poner en duda la sólida evidencia científica que avala la existencia, magnitud y seriedad del problema;
Para los socialdemócratas, el Desarrollo Verde es la respuesta positiva para la construcción de un mejor futuro y de una sociedad mundial sustentable. Para los socialdemócratas, el camino de desarrollo sustentable implica poner en movimiento el avance científico orientado a la reducción de las emisiones, la cooperación internacional y las transferencias tecnológicas, la sustitución de fuentes energéticas y el desarrollo de energías renovables y limpias. Para los socialdemócratas, además, el desarrollo sustentable es un concepto con una dimensión ética insoslayable: tener conciencia de la gravedad de la situación implica actuar de modo urgente, generoso y solidario con la naturaleza, con la humanidad y con el futuro. Para los socialdemócratas una sociedad mundial sustentable precisa desarrollar a nivel global una Economía Verde, entendida como un sistema de producción, distribución y consumo preocupado del bienestar en el largo plazo;
La Internacional Socialista observa con optimismo el que hoy millones de personas estén asumiendo su propia tarea en la construcción de un modelo de desarrollo sustentable; manteniéndose interesadas e informadas, manifestándose en las calles o a través de redes informáticas, creando sus propias formas de organización, adoptando cambios de estilos de vida, hábitos y comportamientos de consumo más sobrios. La Internacional está en sintonía con estos esfuerzos de hombres y mujeres en todas partes del mundo y sus partidos miembros están comprometidos a darles una expresión política. Los socialdemócratas representamos con legitimidad esta búsqueda de mayor solidaridad global. Nuestros programas de gobierno y las políticas públicas progresistas deben responder a esta tarea colectiva.
El Consejo de la Internacional Socialista valora nuevamente la preocupación que la organización ha tenido desde hace años en materia de cambio climático y reitera su reconocimiento al importante trabajo realizado por su Comisión por una Sociedad Mundial Sustentable. Alienta a los miembros de la Comisión a continuar su labor y hace votos para que su próxima reunión, a desarrollarse en Ciudad de México el 26 y 27 de noviembre en la víspera de la COP16, entregue un claro mensaje socialdemócrata a ser considerado en las negociaciones de Cancún. El Consejo expresa sus deseos de que la COP16 pueda avanzar, con una mirada ambiciosa y realista como tantas veces hemos subrayado, en torno a los siguientes ejes:
1.- Insistir en la urgencia de avanzar hacia la conclusión de un acuerdo internacional ambicioso y realista en materia de cambio climático, con compromisos vinculantes, objetivos y plazos para cumplirlos claros;
2.- Afinar el diseño de una arquitectura financiera internacional para la lucha contra el cambio climático. Es prioritaria la materialización del Fondo Verde acordado en Copenhague, de modo de asegurar que al 2020 se cumpla con el objetivo de 100 mil millones de dólares anuales a ser transferidos a los países en desarrollo para luchar contra el cambio climático.
3.- Apoyar las propuestas entregadas al Secretario General de Naciones Unidas el 5 de noviembre pasado por el Grupo de Alto Nivel asesor en materia de constitución del Fondo Verde, algunas de las cuales también se encuentran en las recomendaciones de la Comisión de la IS, las que incluyen impuestos a las transacciones financieras y al transporte aéreo y marítimo y la reorientación de los subsidios a los combustibles, entre otras;
4.- Avanzar en los esquemas de compensaciones, cooperación tecnológica, formación de capacidades y financiamiento para medidas de adaptación y mitigación;
5.- Fomentar las acciones de reducción de emisiones por deforestación y degradación (actividades REDD plus) como una expresión concreta de la cooperación entre países desarrollados y en desarrollo para enfrentar el cambio climático;
6.- Establecer sistemas de medición, reporte y verificación (MRV) de los compromisos asumidos y de las acciones emprendidas para reducir las emisiones, al mismo tiempo que se contemplen mecanismos para hacer vinculantes estas obligaciones y se acuerden sanciones en caso de inobservancia de las mismas;
7.- Profundizar la cooperación científica y tecnológica entre los países desarrollados y en desarrollo en materia de cambio climático. Este intercambio en el ámbito científico y tecnológico debe apostar por el fomento de la investigación y el uso de tecnologías de punta, verdes y avanzadas en los países en desarrollo como un elemento de equilibrio y mayor justicia en las relaciones internacionales;
8.- Mantener en el corazón del debate, de los acuerdos que se alcancen y de las acciones que se emprendan a las personas, poniendo especial cuidado en las poblaciones más vulnerables, en los migrantes y desplazados climáticos, en los asentamientos humanos en riesgo, en las repercusiones del cambio climático en el mundo del trabajo, la producción de alimentos, el acceso al agua y en las economías de las naciones en desarrollo y en el patrimonio natural y cultural mundial amenazado, tal como la Internacional Socialista expresara en sus últimas resoluciones sobre la materia en Budva, Santo Domingo y Nueva York;
9.- El Consejo de la IS expresa su confianza en que el año transcurrido desde la COP15 ha sido un período fructífero, en el que se ha avanzado en los puntos que no permitieron ir más allá en Copenhague. Vemos Cancún con realismo y con esperanza. La comunidad internacional debe estar a la altura de sus responsabilidades, debe darse los medios para actuar ahora, no puede seguir postergando decisiones cruciales mientras el medioambiente y las condiciones de vida en el planeta se degradan.
10.- El Consejo de la IS confía en que las instituciones internacionales, las naciones, sus pueblos y fuerzas políticas, asuman sus responsabilidades y que no renuncien a su compromiso con el planeta, que no pierdan fuerza en sus voces y no se dejen invadir por la fatalidad o el conformismo.
En 1972, hace prácticamente cuarenta años atrás, en Estocolmo tuvo lugar la primera gran conferencia de Naciones Unidas para el medioambiente. Veinte años después, en Río de Janeiro, el mundo confirmó su compromiso con la biodiversidad y el respeto de la naturaleza. Kioto y Johannesburgo resuenan en nuestras memorias como otros hitos en la construcción de un futuro posible. Estamos a pasos de 2012 y de Río+20. Tenemos hoy al alcance de la mano la oportunidad de actuar con respeto hacia el planeta, nuestro hogar y destino común, lo que significa también ser respetuosos con nuestros pares, con nosotros mismos y con el porvenir. El Consejo de la Internacional Socialista, desde París, hace un llamamiento para aprovechar la oportunidad que representa Cancún y cumplir ahora esta obligación con la naturaleza, hacer la diferencia y seguir cambiando el mundo.
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