Cancún, México, 10 - 14 de septiembre de 2003
DESDE CANCUN HACIA UN COMERCIO JUSTO
Hacia un comercio más justo
La Internacional Socialista busca una mejor gobernanza global a través de la cooperación internacional con organizaciones que respondan a las aspiraciones y preocupaciones de los pueblos del mundo. Para lograr los objetivos de reducir la pobreza y revertir la tendencia de debilitamiento de las instituciones democráticas, es necesario regir la globalización. Las metas de una reforma global deben ser una distribución más justa de los beneficios del comercio, el desarrollo sostenible y la reafirmación de la responsabilidad democrática.
Resulta entonces esencial un sistema de comercio global reformado, que incluya normas comerciales para regir la conducta de los gobiernos y las compañías y asegurar un trato justo para todos. Es necesario introducir cambios para garantizar plenas oportunidades y apoyo para los pobres del mundo a fin de asegurar que las normas comerciales no pasen por encima de la soberanía nacional en cuanto a materias no comerciales y que el sistema de comercio mundial sea más abierto y responsable. Los mercados globales deben erigirse sobre normas e instituciones globales que den prioridad al desarrollo humano, a los temas medioambientales y a los bienes públicos por encima de la ventaja nacional y los intereses estrictamente comerciales.
Los mercados abiertos son esenciales para el desarrollo. Ningún país se ha desarrollado dándole la espalda al comercio y ningún país puede hoy prosperar rechazando la globalización. Pero para beneficiarse del comercio internacional algunos países necesitan diversificar sus economías a fin de aumentar su capacidad comercial y evitar depender de la exportación de uno o dos productos. Algunos países en desarrollo requerirán de tiempo antes de abrir completamente sus economías. Si no se toma en consideración la situación desigual de los socios comerciales, el libre comercio resulta con frecuencia un comercio injusto. El libre comercio puede ser una herramienta pero no un fin en sí mismo. El desafío es dar una nueva forma al sistema mundial de comercio en el interés de la democracia y el desarrollo. La apertura comercial no es por sí misma suficiente. Para promover los objetivos de erradicación de la pobreza y de desarrollo sostenible, deben complementarse las políticas comerciales con inversiones en recursos humanos y desarrollo de infraestructura, áreas en las cuales la cooperación internacional para el desarrollo desempeña un importante papel.
El comercio es una prueba crucial de la habilidad del mundo para administrar la globalización, especialmente mediante las negociaciones de la OMC conocidas como la Ronda del Desarrollo de Doha, lanzada en diciembre de 2001. El cierre de la Ronda del Desarrollo está previsto para diciembre de 2004 y el tiempo se hace cada vez más corto para corregir los desbalances en el sistema mundial de comercio. Es más, varios de los objetivos fijados en Doha están todavía por cumplirse: tratamiento especial y diferenciado, convenio sobre la resolución de disputas, acceso a TRIPS y medicamentos, modalidades de comercio de productos agrícolas, acuerdo sobre textiles.
La Internacional Socialista hace un llamamiento urgente para que la próxima Conferencia Ministerial de la OMC en Cancún tome todas las medidas concretas posibles para asegurar que se logren avances en el fomento de un comercio más justo y de un desarrollo igualitario y sostenible.
Hacia una OMC más abierta y democráticamente responsable
Para asegurar que la decisión democrática prevalezca en una era de interdependencia global, los tratados e instituciones internacionales deben superar las mismas pruebas de democracia y justicia que aplicamos a las políticas nacionales y locales. Esto requiere reformar la OMC y fortalecer de manera más amplia la gobernanza global. La Internacional Socialista aboga por lo tanto por mayor transparencia y comunicación en las labores de la OMC y por una mayor participación de la sociedad civil en los asuntos comerciales. Debería abrirse al público una mayor cantidad de reuniones de la OMC, poniendo los documentos a disposición del público más amplia y tempranamente, incluyendo aquellos sobre disputas. Deben mejorarse las posibilidades y capacidades de los países en desarrollo de participar en igualdad de condiciones en el sistema multilateral de comercio y en la OMC. Debe darse respuesta a sus preocupaciones sobre la implementación de los compromisos de la OMC, al igual que debe incrementarse mediante programas de asistencia técnica su capacidad para contar con una voz eficaz. (Debería considerarse la creación de una asamblea parlamentaria de la OMC, así como fortalecerse el escrutinio parlamentario a través de los parlamentos miembros de la OMC. Deberían crearse una asamblea parlamentaria de la OMC y un escrutinio parlamentario por parte de los parlamentos miembros de la OMC.)
La OMC debe buscar la cooperación sobre asuntos no comerciales
La OMC no puede ni debe pretender ser la organización internacional que resuelva asuntos medioambientales, sociales, laborales o cualquier otro tipo de cuestiones culturales. La división de responsabilidades entre la OMC y aquellas organizaciones internacionales con competencia para abordar esos temas debería esclarecerse, así como debería intensificarse la cooperación entre ellas, para lo cual implementar una cooperación más cercana entre la OIT y la OMC podría constituir un buen ejemplo.
Una extensión del mandato de la OMC para incluir normas globales sobre inversión y competencia no debería contemplarse sin el amplio respaldo de los países en desarrollo y no podría ser nunca una condición impuesta por los países desarrollados para llegar a un acuerdo con los países en desarrollo en la Conferencia Ministerial de Cancún. Cualquier norma de esta índole debería respetar completamente el derecho de los países receptores a regular la inversión y a trazarse su propio modelo de desarrollo; deberían igualmente formar parte de un paquete más amplio que fortalezca las obligaciones de los inversionistas para con los países receptores y restablezca la regulación de las actividades corporativas que la globalización del capital ha ido minando. Ciertos campos de la actividad humana deben permanecer definitivamente fuera del marco de negociación, como la educación, la salud y la cultura.
Los esfuerzos por revisar el funcionamiento del Organo de Solución de Diferencias deberían producir resultados de forma que sus decisiones sean transparentes y respetuosas de las convenciones internacionales en el área de derechos humanos.
LA OMC no debe permitir que el comercio socave el respeto a los derechos de los trabajadores
La globalización conlleva una presión constante hacia la reducción de los estándares laborales esenciales y con demasiada frecuencia hacia la miseria y la explotación, especialmente de mujeres trabajadoras y en zonas de procesamiento de exportaciones. La Internacional Socialista está convencida de que la protección de los derechos fundamentales de los trabajadores frente a gobiernos inescrupulosos o compañías que buscan una ventaja injusta en el comercio internacional mediante la violación de los estándares laborales esenciales es una prioridad. El respeto de estos estándares es crucial para alcanzar un desarrollo económico justo, sostenible y democrático.
Los miembros de la OMC deben actualizar los convenios, incluyendo los artículos XX del GATT y XIV del GATS para incorporar estándares de derechos humanos que incluyan estándares laborales esenciales. Para facilitar un examen a fondo de la relación entre comercio, empleo y estándares laborales esenciales, la OMC, junto con la OIT desempeñando una labor plena en igualdad de condiciones, debe establecer una estructura formal para abordar el comercio y los estándares laborales esenciales. Este organismo también debería examinar asuntos más amplios de carácter social y relacionados con el comercio, como el impacto de las políticas comerciales sobre las mujeres y el suministro de asistencia al proceso de adaptación de los trabajadores desplazados por el comercio.
La Ronda de Doha debe ser una Ronda del Desarrollo — y una Ronda contra la pobreza
Deben tomarse medidas para brindar a los países en desarrollo la posibilidad de acceder a una porción más grande de los beneficios de la globalización. Los países ricos deben proveer a los países menos desarrollados un acceso libre de impuestos y de cuotas a sus mercados, así como un acceso radicalmente mejor a todos los países en desarrollo. Se requieren cambios en muchas áreas que colocan a los países en desarrollo en desventaja, incluyendo convenios sobre anti-dumping y sobre agricultura. Las normas de la OMC en cuanto a propiedad intelectual deben ser rediseñadas a fin de promover la transferencia tecnológica, recortar el costo del acceso de los países en desarrollo a la propiedad intelectual y superar la brecha de conocimiento y la división digital entre el Norte y el Sur, un enorme obstáculo para el desarrollo económico y social en el Sur. Es necesario un gran avance para facilitar un mejor acceso de los países pobres a los productos farmacéuticos.
Las normas de la OMC deben brindar a los países en desarrollo la flexibilidad que necesitan para procurar sus estrategias de desarrollo y proteger los servicios públicos. Deben clarificarse las normas sobre comercio de servicios a fin de proteger el derecho al control público de la prestación de servicios básicos como la salud, la educación y el acueducto. Debería promoverse el respeto pleno a los derechos laborales esenciales en el interés de una distribución más justa de los beneficios del comercio. El texto del GATS debe ser revisado para incluir una definición que establezca un criterio para la distinción entre los servicios que se considera pueden ser comercializados y los que no pueden serlo. Lo anterior debería facilitar la exclusión definitiva en las negociaciones de los servicios en sectores como la salud, la educación, la cultura y los servicios audiovisuales.
Los países ricos deben reducir de manera sustancial las barreras a las exportaciones provenientes de países pobres en todos los campos, incluyendo la agricultura, reflejando sus niveles de desarrollo. Todas las formas de asistencia a las exportaciones agrícolas deberían ser gradualmente eliminadas por todos los países al tiempo que debería reorientarse la asistencia agrícola doméstica hacia medidas encaminadas al fomento de bienes públicos, como la protección del medio ambiente y el desarrollo rural. La Unión Europea ha tomado ahora medidas en esta dirección. Es el momento de instar a otros países desarrollados para que den pasos similares, en primer y más destacado lugar los Estados Unidos de América. Como fuera acordado por los estados miembros en junio de 2003, todos los miembros de la OMC deben adherir a las promesas sobre asistencia relacionada con asuntos comerciales para fortalecer el papel de los países en desarrollo en el comercio mundial. Además de los cambios en la OMC, el Banco Mundial y el FMI deberían poner fin a su insistencia en la liberalización comercial de los países en desarrollo como condición para recibir asistencia. Debería crearse un Consejo de Seguridad para temas económicos y sociales en el marco del sistema de Naciones Unidas, como una institución multilateral de regulación y gobernanza.
La sostenibilidad debería estar en el centro de los convenios de la OMC
La OMC debe asegurarse de que dentro de su propia área de competencia, los convenios y las normas sobre desarrollo sostenible y medio ambiente se hagan cumplir y sean respetados. Las normas de la OMC deberían clarificarse dondequiera que exista el riesgo de que entren en conflicto con acuerdos medioambientales multilaterales. Debería definirse de manera más clara y menos restrictiva el principio de la prevención, que debería ser aplicado en todos los convenios de la OMC. Debería establecerse claramente el derecho a rechazar importaciones de bienes cuya producción es dañina para el medio ambiente. Debería llegarse a un acuerdo internacional para asegurar que los costos de transporte reflejen su impacto ambiental. Debe prestarse asistencia a los países en desarrollo para ayudarles a cumplir con las medidas ambientales. Los países desarrollados también deberían ayudar a los exportadores de los países en desarrollo para satisfacer los altos estándares requeridos, permitiendo un acceso amplio a la información y asegurando que los marcos reguladores sean transparentes.
Las negociaciones de la OMC deben abordar la necesidad mayor de desarrollar un nuevo orden global construido sobre la base de la paz, la dignidad humana, la cohesión social y la prosperidad compartida. El comercio, si se fomenta y orienta adecuadamente a través de un marco global cuidadosamente concebido, puede contribuir inmensamente a este desafío. La Internacional Socialista hace un llamamiento a la Conferencia Ministerial de Cancún a estar a la altura de esta responsabilidad global.