El discurso de apertura del Presidente en el Consejo de la Internacional Socialista en Rabat marcó el tono de una reunión resoluta y orientada hacia el futuro. Subrayando la urgencia del internacionalismo en un mundo fragmentado, destacó los desafíos globales del cambio climático, el aumento de las desigualdades y la erosión de los derechos humanos y los valores democráticos. El Presidente condenó la proliferación del autoritarismo y las devastadoras consecuencias de los conflictos en África, Oriente Medio y Europa, reiterando el compromiso de la Internacional Socialista con la paz, el multilateralismo y la justicia.
Resaltó dos realidades críticas que configuran el mundo actual: el ascenso acelerado de la extrema derecha, que explota la desinformación y la antipolítica, y la preocupante normalización de la retórica extremista por parte de fuerzas tradicionales de derecha. Firme en sus convicciones, el Presidente llamó a la defensa inquebrantable de la democracia y la justicia social, abogando por políticas coherentes y honestas que rechacen la hipocresía y los dobles estándares.
El Presidente también celebró los éxitos de la socialdemocracia, señalando el crecimiento económico, la creación de empleo y la reducción de desigualdades en España como prueba de que un gobierno progresista da resultados. Animó al movimiento socialista global a enfrentar nuevos desafíos como la digitalización mientras continúa impulsando cambios transformadores.
Finalmente, subrayó la importancia del papel de África en la configuración del futuro, llamando a un relato renovado que reconozca el inmenso potencial del continente. La ubicación del Consejo en Rabat simbolizó este compromiso, con el Presidente alentando a los partidos socialistas de toda África a fortalecer su impacto mediante victorias electorales. Al concluir la sesión, reafirmó la misión de la Internacional Socialista de defender los valores de paz, democracia e igualdad frente a la adversidad.
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